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Además, los de centro-izquierda se llevaron 5 de las 6 gobernaturas en juego (la excepción fue Sonora, que todos los analistas justifican por el tema de la guardería incendiada y todo el escándalo posterior).

La realidad política mexicana queda entonces dominada de nuevo por el partido que gobernó el país azteca durante setenta años consecutivos. El presidente de la República, el panista Calderón, ha sufrido la derrota electoral más dura en los últimos años por un partido en el poder. Se queda completamente en minoría, con un Congreso dominado por una mayoría absoluta del principal partido de la oposición.

Pero, ¿cuál será la estrategia del PRI a partir de ahora? La primera idea sería la de poner contra las acuerdas al PAN, bloquear sus iniciativas de gobierno y desgastar al máximo a la administración Calderón. Esta opción tiene una contraparte muy peligrosa que es la de ser vistos como un partido sin iniciativa, que intenta encerrar al gobierno actual con el objetivo clásico de «quítate tú para ponerme yo».

Otra posibilidad sería la de gobernar desde el Congreso, tener la iniciativa, intentar mandar en toda la legislación que salga de la Cámara Baja y marcar la agenda de Los Pinos (Palacio de Gobierno del Presidente de la República). Incluso, se ha llegado a barajar que Calderón haga cambios en su ejecutivo, y en él entren priístas. La cara B en este caso sería la de cargar con el peso de que los derroteros de la crisis lleven a México a una situación peor en 2012, que la seguridad y las políticas sociales no avancen, y que el PRI cargara con parte de esa culpa.

Por último, quedaría la opción intermedia. Apoyar al gobierno Calderón, con constantes y duras negociaciones para poder sacar iniciativas adelante; haciendo propuestas en materia económica y social, que lleguen fácilmente a la ciudadanía y posicionándose como alternativa de gobierno para 2012. De cara a esa fecha, no todo es un camino de rosas para los de Beatriz Paredes. Todavía no tienen candidato presidencial. Las opciones se van cerrando y Paredes como presidenta se ha descartado como presidenciable. En primera línea está el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, y el gobiernador de Veracruz, Fidel Herrera. El PRI tendrá que llevar con la máxima precaución todo este proceso, sin olvidar que el precedente 2003-2006. En 2003 el PRI obtuvo la mayoría en la Cámara de Diputados, momento en el que parecía que volvería a Los Pinos en 2006; pero los hechos fueron otros muy diferente. Las disputas internas desgastaron mucho al Partido. El candidato Roberto Madrazo (representante de la facción llamada «los dinosaurios» por su preferencia por las viejas prácticas políticas) tuvo un papel insignificante en un proceso electoral dominado por PAN, Calderón, y PRD, López Obrador.

Obviamente el escenario no es el mismo pero, es más que evidente, que no todo está hecho.

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