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En ningún momento durante el resto del recuento de votos se cayó algún escaño, lo que quiere decir que llegaron los votos sobradamente. Sorprendente, porque, aunque yo venía insistiendo durante toda la semana que había partido, en ningún momento me esperaba que pudiera llegar una victoria tan clara de Feijoo.
Hay dos factores determinantes por los que se llegó a un final tan impredecible y que ninguna encuesta (salvo la de Ipsos a pie de urna) fue capaz de prever.

Por un lado, que era muy difícil de determinar el efecto de todo lo que sucedió durante los últimos tres días de campaña. Mientras todos esperaban a ver cuanto desmovilizaban los ataque mediáticos del ABC y La Voz de Galicia, los gallegos estaban pensando en votar al PP como castigo al bipartito.

Es aquí donde aparece el segundo factor, la movilización. Cuando al principio de la jornada la participación estaba 3 puntos por abajo la victoria de los populares parecía más cerca. El aumento de la participación a mediodía parecía la salvación definitiva de PSOE y BNG pero, ¡oh, sopresa!,al final vota el 70% del censo, y nos encontramos con este resultado. Esta es una nueva ruptura del mito de que una mayor abstención beneficia al PP y más movilización al PSOE. Al final todo depende de quien y por qué se moviliza. Mientras BNG y PSOE acabaron pidiendo el voto «para que non volvan», el PP pedía la suma de votantes para traer el cambio y la regeneración -mensaje que se hizo más creíble durante la última semana de campaña- a la vez que Feijoo dejaba suelto a Baltar pegando a diestro y siniestro.
Algo que también nos lleva a esa máxima de que en las campañas el trabajo sucio no es para el número uno. Algo que en el BNG no han entendido y, pudiendo sacar a Aymerich a darel mensaje más agresivo y de confrontación, ha sido Anxo Quintana el que poco a poco ha ido crispándose conforme llegaba el final de la campaña.

Vayamos a las estrategias de campaña de los partidos y como han ido cambiando los tiempos durante la misma. Primero, PSOE y BNG no sabían si jugar a quitarse escaños o a revalidar su suma para continuar formando gobierno. No se han mantenido firmes, han ido cambiando sus mensajes y, además, los candidatos se han ido apagando.

En concreto, la campaña del Partido Socialista, con un Touriño, O Presidente, para un candidato sin mucho carisma y que no transmitía liderazgo a la opinión pública, era buscar reforzar una parte de su imagen que era difícilmente reforzable. Además, durante esta última semana en la que el candidato socialista salía siempre con ropa en tonos grises y cada vez más apagado, transmitían cada vez más derrota (sólo hay que ver la foto del discurso postelectoral del socialista, en el que el fondo de atrás era de un color azul grisáceo…¿dónde quedó el rojo PSOE?).

Por su parte, el BNG empezó muy bien, siguió regular y acabó enzarzado en la agenda mediática que iba marcando el PP. Primero con los debates y después con los ataques a la imagen de Quintana. Como decía antes, el todavía Vicepresidente de la Xunta, fue crispándose cada vez más, y respondió a los ataques apelando a un victimismo que para nada les fue rentable.

Por último, Feijoo se compró su dosis de liderazgo el día que cesó a Carrera. A partir de ahí tanto él como las expectativas de victoria del PP no dejaron de crecer. La campaña supo totalmente a que jugaba y con quien se lo jugaba. Aunque no ha subido ni en Lugo ni en Ourense, hay que recordar que son las dos provincias donde realmente los populares tienen mayoría absoluta y esa batalla se la ganaron al BNG. De ahí, la campaña de ataque a los nacionalistas. Después, la debacle del bipartito en las ciudades (A Coruña, Vigo y Santiago sobre todo) han puesto a Feijoo en los 39 escaños.

Hay muchas cosas por comentar y lo iré haciendo aquí, pero no quiero concluir hoy sin hacer un breve comentario sobre cada uno de los nombres propios de la campaña:

Núñez Feijoo: sin duda fue el mejor candidato, por imagen y mensaje, acompañado de una estrategia de campaña que marcó una agenda que le fue fortaleciendo.

Touriño: primero perdió la batalla con Zapatero y Blanco y despues perdió la Xunta. Su fracaso es incuestionable.

Quintana: mal elegido el perfil que tenía que mostrar durante la campaña. El BNG empezó muy bien. Ahora su futuro y el del partido tienen un destino incierto.

Rajoy: su primera victoria electoral, ¿llega a tiempo?.

José Blanco: su primera batalla perdida…y en casa. Apostó fuerte durante las dos semanas de campaña, acabó mandando mucho en ella y el resultado no ha sido el esperado.

Baltar: clave en la victoria del PP; triste para Galicia que su papel fuera tan importante.

Galicia ha votado cambio. El PP ha conseguido una victoria incontestable. PSdG y BNG han cosechado una derrota que les deja sin un camino claro camino. El próximo paso para Touriño y Quintana es evidente; el futuro de ambos partidos, incierto.

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