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Y el mundo cambió

¿Cómo explicar todo esto? ¿Cómo narrar el día en el que el mundo cambió y contarle a todo el que quiera leerlo que lo has vivido en primera persona? Es imposible…

Acabamos de llegar al hotel. Son las 3.35 en Washington D.C. (9.35 en España). La fiesta sigue en la capital de los Estados Unidos de América y, más concretamente, delante de la Casa Blanca, por donde acabamos de pasar siendo testigos directos de como la sociedad estadounidense (principalmente jóvenes), se han echado a la calle para celebrar la victoria de Barack Obama, el primer presidente negro de la historia de este país.

Sé que no es la forma más eficaz de describir, pero sólo puedo decir que lo que los 16 de Washington hemos vivido hoy, es increíble. Personalmente, poder decir que el mismo día que Obama ganó, visité el Departamento de Estado, viví la tarde electoral en el Foreign Press Center y vimos los resultados en la fiesta de la revista Campaings&Elections, es un sueño -nunca soñado- que se ha cumplido. Si digo que nunca soñado, es porque nunca imaginé que podría vivir algo así.

Esta jornada electoral empezó en la George Washington University, tomando un café con los directores de Mass Consulting, Daniel Ureña y César Martínez. Este último, ha trabajado para la campaña de McCain en el campo del voto hispano (ya había trabajado con Bush en 2000 y 2004). Martínez ya nos avisaba de que los republicanos necesitarían el 35% del voto latino para tener opciones -finalmente han conseguido el 36% y se han quedado igual-.

Tras esta enriquecedora charla, hemos pasado por un colegio electoral camino del Departamento de Estado donde nos ha recibido la encargada de los asuntos de España. Además, nos hemos hecho unas fotos en la sala de prensa donde Condolezza Rice se expone a los medios de comunicacion.

Bueno, tras esto, hemos puesto la directa hacia la jornada electoral, hemos estado en el Foreign Press Center, donde hemos podido estar en varias conferencias de prensa e ir viendo las primeras encuestas que salían. Desde el principio, se confirmaban los datos que ponían a Barack Obama en el 1600 de Pennsylvania Avenue durante los próximos cuatro años.

Tras esto, nos trasladamos al 201 de Massachussets Avenue, donde se celebraba la fiesta electoral de la revista Campaings&Elections. Allí hemos ido recibiendo los resultados en compañía de consultores políticos, con los que hemos ido intercambiando opiniones.

A las 22.00, justo cuando anunciaban que Nuevo Mexico caía del lado demócrata, me he ido con Silvia y Marta C. al hotel Hay Adams, donde habíamos quedado de nuevo con Carlos Alsina, de La Brújula de Ondacero, para entrar en directo y explicar como lo estábamos viviendo. Este ha sido el punto en el que ha comenzado la locura.

Al acabar la intervención, decidimos subir a la azotea del hotel para ver como trabajaban las televisiones. Después de hacernos unas fotos, estábamos ya a punto de irnos, Silvia ha visto a Lorenzo Milá. Directamente, hacia él nos hemos ido, nos presentamos y estuvimos charlando un rato con él -por supuesto, foto-. Al bajar, hemos vuelto a pasar por Ondacero para ver si estaba por allí Carlos Herrera, que entraba después de Alsina. No habia llegado, así que nos ibamos a salir del hotel, cuando vemos en el cuarto de Antena 3 a Matías Prats. También charlamos con él, -foto- y vuelta a la fiesta.

Justo cuando entramos, vemos en la pantalla gigante «Barack Obama, new president United States of America». La única comparación posible a lo que allí se estaba viviendo, a cómo estaba reaccionando la gente, es imaginarse que España gane el Mundial en los últimos minutos de la final. Abrazos, besos, apretones de manos…, aunque, sobre todo, gritos: ¡¡Yes, we can!!», «¡¡We have change!!», «¡¡O-BA-MA!!».

Por supuesto, esto no se acababa aquí. Hemos ido viendo los resultados -a estas horas todavía no están los definitivos- y hemos comentado con nuestros compañeros y colegas cómo quedarían las mayorías del senado y congreso.

Al salir, viendo a través de la CNN el ambiente que había en la Casa Blanca, nos hemos ido para allí, donde hemos sido unos estadounidenses más celebrando la victoria. Por cierto, impactante la imagen -sombra- de uno de los francotiradores de la Casa Blanca, subido a una de las repisas del tejado. Por supuesto, hemos cantado eso de «Déjame el rifle, Palin déjame el rifle».

Tras esto (que no fue poco, y lo iremos ilustrando con fotos), volviamos al hotel, cuando hemos decidido volver hasta el Hay Adams para ver si saludábamos a Carlos Herrera. Imaginaros la sorpresa cuando salimos del ascensor y nos encontramos a Pepiño Blanco. El primero en verlo he sido yo, le he ofrecido la mano y he estado a punto de llamarlo Pepiño -ya sabéis que soy muy campechano- pero al final he rectificado. Salía del programa de Herrera de hacer una entrevista y se iba con los de TVE. Nos hemos hecho una foto, le explicamos que hacíamos allí, saludamos a Herrera y, ahí sí nos hemos ido al hotel porque 1) los bares estaban cerrados, y 2) estamos muertos de cansancio…

Sé que no hay análisis político ni mucho menos, pero creo que la vivencia prima hoy sobre todo lo demás. Hoy nos hemos movido mucho en taxi, la mayoría conducidos por hombres de raza negra mayores de 50 años. Hablamos con ellos, alguno nos ha dicho que un negro no podría ser presidente. Hoy me voy a la cama pensando en lo que habrá podido sentir un hombre como este taxista, que podrá ver a Barack Obama en la Casa Blanca, después de una vida probablemente llena de situaciones discriminatorias.

El discurso que ha dado el senador de Illinois pasará a la historia. Pero eso será algo de lo que hablaré mañana cuando tenga un ratito…

Creo que puedo permitirme el lujo de decir que la victoria de Obama está dedicada a todos aquellos que sepan valorarla en la medida de lo que significa. Que todos aquellos que dijeron que no podría ganar porque los estadounidenses no querrían a un negro como presidente, o que lo matarían antes de que lo fuera, se equivocaban y ahora estaría bien que lo reconocieran. Las expectativas generadas son muy altas, y no será fácil que el demócrata las cumpla… Tiene cuatro años para ello…

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