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Los continuos acuerdos y desbloqueos de obras públicas en Comunidades Autónomas como Madrid y Valencia, generan en la sociedad la sensación de que está primando el interés general sobre las diferencias personales y las confrontaciones partidistas, en las que José Blanco era un experto. También es cierto que se está beneficiando de la mala imagen de su antecesora, Magdalena álvarez, y de que está en esa etapa que mejor cartel le da a un Ministro de Fomento, es decir, en la cerrar las concesiones e inaugurar las obras.

Pero es difícil dejar apartado de la noche a la mañana el instinto guerrillero de una persona acostumbrada a la estrategia en todas sus acciones. Los acuerdos con Esperanza Aguirre y Francisco Camps, con su respectiva repercusión mediática, no son otra cosa que un intento de debilitar a Mariano Rajoy (crecido por sus últimos éxitos), insuflando protagonismo a los barones del PP que en su momento le cuestionaron su liderazgo y que quieren estar bien posicionados, todo esto con el objetivo de seguir manteniendo la inestabilidad en el Partido Popular.

En el caso gallego pasa lo mismo, aunque el objetivo es diferente. El «Acordo do Obradoiro», firmado con el Presidente de la Xunta sobre el AVE, es otro ejemplo de hombre institucional, pero también de hábil estratega. Son ya continuas las reuniones que José Blanco está teniendo con Alberto Nuñez Feijóo; son ya muchas las fotos, de los dos estrechándose las manos, que hay en el archivo de los medios de comunicación; y son cada vez más manifiestas sus intenciones de volver a su tierra natal a presentarse como Presidente de la Xunta. Seguramente se esté creando en la conciencia colectiva gallega la idea de que todo esto sea el preludio del enfrentamiento electoral de 2013.

De este modo, el objetivo no es el debilitamiento del líder del Partido Popular, es el del propio Secretario Xeral del PSdeG, Manuel Vázquez.

Blanco está viendo como el parche, el hombre provisional, el político de raza que va a tener en alerta al gobierno de la Xunta y movilizado a los militantes socialistas, ese, Pachi, está haciendo todo lo posible para presentarse en 2013. Está generando un gran número de apoyos para que, en el congreso en el que se decida el candidato a la presidencia de la Xunta, el elegido sea él.

De ahí todos esos movimientos. De ahí también la idea de sacar, por parte de Pachi Vázquez, el tema de la reforma del Estatuto (comentado en el anterior post), con la idea no sólo de marcar la agenda del gobierno gallego, sino también como una forma de autorreafimación en su condición de líder de los socialistas gallegos.

A pesar de la buena campaña de imagen realizada por el momento por José Blanco -campaña propia de un aspirante a Presidente del Gobierno- orientada al aumento de su valoración por parte de la sociedad (principalmente gallega), en el ámbito intrapartido, en cambio, no lo va a tener nada fácil para erigirse como el líder del PSdeG.

Para eso seguramente tengamos que esperar a lo que suceda en las municipales de 2011 -al posible descalabro de los socialistas-; o a ver como discurre la gestión de un ministerio relativamente peligroso: o te ensalza o te hunde.

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